El besar hace que una capa de piel caiga sobre los pies, enseñando algo que deseamos mostrar a quién se atreva y corresponda semejante ósculo, cerrando nuestros ojos y dejando que las luces del estómago jueguen en nuestra cabeza y logren cegarnos por unos instantes, eternos claros que me mantiene férreo a lo que me hace sentir…
Entre instantes, sientes como las manos se acercan a la cara, comienza el tacto a inferir nuestro accionar, no dejamos que nada moleste ni ofusque nuestras suaves caricias, acompañadas del tibio sonido de tu respiración sobre una de mis mejillas…
Comenzamos a ver todo distinto, a sentir todo distinto…
Abrimos nuestros ojos y ya han pasado días…
¿Recuerdas que pasó durante ese transcurso?
Nada…
Solo fuimos uno… y lo seguimos siendo hasta ahora…
Ahora cierra los ojos y comencemos a quitar nuestra piel…